sábado, 8 de enero de 2011

Capitulo 2

ADVERTENCIA:

Este relato contiene una mención directa a relaciones entre hombres y relaciones sexuales además de escenas violentas no recomendadas para menores de 18 años. Así que si no te gusta nadie te obliga a leer ya que puede resultar ofensivo o incómodo o no adecuado para el lector.

Estimadamente Huntress

Perdón si hay alguna falta ortográfica, tengo que darle un repaso.


Capitulo 2

No tardaron más de un par de días en darme el alta. al parecer ese tipo me había llevado al hospital alegando que él ya me había encontrado así. Y por lo visto había usado preservativo, así que toda la culpa quedó para un segundo violador inexistente. No me molesté en enculpar al verdadero. Yo había pedido aquello...aunque no esperé terminar así...por el amor de dios aquello se había hecho publico...todas las personas cercanas a mi lo sabían...violado por un hombre, lo consideraban denigrante y queriendo o sin querer les notaba como intentaban consolarme o alejarse de mí.

Seguí con mi vida, aunque busqué como loco mi pulsera por todas partes, no estaba en ningún lugar de mi casa . ¿La perdería mientras bebía?... no, no era posible.

Era imposible que algo que llevaba tan ceñido a mi muñeca se cayera así como así.

"Lo siento...no quería...yo...yo no voy a olvidarte por eso..." No podía dejar de pensar eso una y otra vez mientras miraba mi muñeca vaciá. Técnicamente estaba de baja y tenía mucho tiempo libre ya que no podía moverme y mi secretaria amablemente había pasado a ser mi enfermera sin necesidad de pedírselo. Algo exagerado la verdad, pero no podía quejarme.

Aquella noche cuando ya me hallaba solo me sobresalté al oír la puerta abrirse...era la una de la madrugada y nadie que yo supiera tenía llaves...¿Un ladrón?

Ojalá lo hubiera sido eso la verdad. Allí estaba aquel estúpido, se quedó en el marco de la puerta de mi habitación y sonrió con burla para después enseñarme el juego de llaves que debía haberse llevado cuando me violó.

—¿A qué demonios has venido? ¿Quieres romperme el resto de costillas que me quedan o qué?

—No, ni mucho menos. Venía a devolverte esto.

Del bolsillo de su traje sacó un cordón negro, totalmente deshilachado y claramente cortado a la mitad, porque en el medio se veía el nudo que yo mismo había hecho en el pasado. Puede notar como mis pulsaciones se aceleraban mientras comenzaba a arder de rabia. Él. Había sido él.

—Mmm, mierda, parece que esta cosa era importante, entonces mejor no te dijo para que la he usado —a pesar de que la frase podría entenderse hasta de disculpa con la voz burlona que estaba hablando era claramente una pueril provocación que funcionó, ya que intenté lanzarme a por él cayendo automáticamente al suelo de forma pesada.

—Voy a matarte ¡Joder! ¡Voy a matarte!

Comencé a golpear el suelo con rabia, me dolía todo. Ni siquiera iba a poder volver a subirme a la cama. Ahogué mis sollozos para gritarle que se largara, no quería que estuviera allí.

Aunque no pudiera verlo porque tenía la mirada enfocada en el suelo, aquel desagradable ser no se movió de donde estaba, y podía notar su mirada clavada en mi sin compasión alguna. ¿Qué demonios quería ese tipo de mi? No había pasado ni una semana y ya había conseguido alterar mi vida así. ¿Por qué?

—Al gilipollas que te dio esta mierda no le dirías que se largara —dijo media hora después antes de tirar la pulsera rota al suelo— incluso inconsciente te agarraste a ella. Comenzaste a sangrar en el mismo momento que la corte con mi navaja, fue totalmente sincronizado. Y con certeza excitante para mí.

—Vete... —murmuré con la voz rota— por favor —cada letra que decía me hacía sonar más suplicante, no podía ahogar más sollozos— ya....

—No. Ahora eres mi amante.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Bueno pues, hemos follado, y tengo un juego de llaves de tu casa. Ya es mas de lo que tienen algunas parejas.

— Dilo bien: Me has violado mientras estaba inconsciente, y has robado el segundo par de llaves que guardaba en mi casa.

—No veo la diferencia. He venido a tener mi cita de hoy. Ya que no vas a estar receptivo dejaré el sexo para otro día, a fin de cuentas de eso ya vengo servido.

"Lo mato...lo juro, en cuanto pueda sostenerme en pie me lo cargo...le corto el rabo y se lo doy de ofrenda a los lobos..."

La conversación pareció terminar ahí, porque se acercó a mí y me cogió en brazos para ponerme de nuevo en la cama, momento que aproveché para soltarle un puñetazo en mitad del rostro. No era una persona violenta (al menos no demasiado), pero aquello me relajó y mucho, y más cuando vi que comenzó a sangrar el labio inferior de aquel tipo. Claro que esa satisfacción que había ganado se esfumó cuando se relamió y sonrió ampliamente.

—Casi consigues que se me ponga dura.

—...Necesitas ser internado en un psiquiátrico...seguramente seas un psicópata...

—¿Lo soy? que importa. Pocos de los que ven este lado de mi sobreviven...si, debo serlo —su voz sonaba tranquila. Aunque se endureció con la siguiente pregunta— ¿Tienes algún objeto similar a esa pulsera?

—No, y aunque lo tuviera no sería asunto tuyo. Lárgate.

No me escuchó, cogió de nuevo mi preciada pulsera del suelo y comenzó a husmear por la casa sin que de nuevo yo pudiera impedírselo. Pronto comencé a oír como tiraba cosas al suelo y el sonido de papel al rasgarse. No lo supe en ese momento, pero estaba rompiendo todas mis cartas y fotografiás dejando únicamente las cartas del banco y recibos y las fotos en las que solo salia yo. Comenzaba a tener miedo y darme cuenta de que si quería mantenerme bien físicamente debía seguirla la corriente. Era una persona peligrosa, que sin yo saber porque había desarrollado una obsesión hacia mí.

Cuando volvió se tumbó en silencio a mi lado con una expresión de estar satisfecho con lo que acababa de hacer. Me cogió con fuerza de la mano, se tumbó y cerró los ojos dándome como explicación que los amantes dormían juntos.

No solo entraba por la cara en mi casa, iba a tener la desfachatez de quedarse a dormir. Suspiré. no podía hacer nada, no en la situación en la que me encontraba. Así que me dormí también deseando que no estuviera allí cuando despertara. Cosa que por suerte y tranquilidad de mi espíritu ocurrió.

¿Quién demonios era ese tipo?

Los días siguientes fueron tranquilos...y cuando digo días me refiero a meses, porque no volvió a aparecer...

"Amantes...¡Tsk! maldito mentiroso. Ya no puedes fiarte ni con los que cogen una obsesión hacia ti"

Era curioso, pero cada día sin darme cuenta había una fracción de mi tiempo que la dedicaba a pensar en él.

* * *

No hacía ni media hora que me había llamado y como un estúpido yo ya estaba allí para buscarle. Lo encontré tendido en suelo encima de un charco formado por su propia sangre, su usual e impecable traje estaba despezado en tiras de tela que no tapaban realmente nada. Me quedé petrificado cuando me miró serenamente con sus fríos ojos mostrando una sonrisa de desdén.

—Al final has venido.

Su voz sonaba cansada y rota y al final de aquella corta frase comenzó toser sangre entre espasmos. Me agache a su lado preocupado y le apoyé sobre mí manchándome con su sangre. Automáticamente él se desmayó. ¿Por qué demonios sonreía? No sabía demasiado de él, así que no supe más que llevarlo a mi casa. Sus heridas no eran realmente grabes. Cortes que sangraban escandalosamente, algunas zonas hinchadas por los golpes que debía haber recibido y el motivo por el que había tosido sangre es por que le habían partido un diente.

"Es curioso como una sola persona puede alterar tanto tu vida"

Le limpie y curé las heridas para después dejarle algo de mi ropa y tumbarlo en la cama qué más iba a hacer si no. Además hacia tantos meses que no le veía...y estaba dando una imagen de si mismo tan diferente a la que recordaba.

Inocente, indefenso...¿Era él realmente? No me lo creía...al igual que no podía creerme que tenerle cerca y volver a verlo pudiera hacerme tan feliz. Me rasqué la nuca y negué con la cabeza mientras salía de la habitación para ir al salón. No podía permitirme aquello y menos con aquel hombre que claramente no estaba metido en asuntos legales.

Me llamó cuando despertó y no tuve más remedio que acudir, podría necesitar algo, lo que no me espere es que cuando me acerqué tirara de mi, haciéndome quedar sobre él para besarme. Pude sentir el sabor de la sangre en mi boca y como me abrazaba y pegaba más a él de forma posesiva haciéndome notar su calor corporal, haciéndome sentir protegido . Hacía tanto que alguien no me abrazaba...que no me besaba así que inconscientemente me dejé llevar, me abracé con fuerza a él y correspondí aquel beso sin ninguna resistencia para luego hacer algo vergonzoso a mi forma de ver, quedar apoyado en su hombro sin ser capaz de soltarle.

— No me sueltes...—murmuré antes de comenzar a llorar como un idiota contra su hombro, posiblemente dejándolo perplejo, aunque noté como me abrazaba con más fuerza.

—Ves como sí somos amantes.

Su voz sonaba divertida y he de reconocer que eso me molestó ¿Acaso quería reírse de mi? Me separé bruscamente y le miré con rabia, no se que dije en ese momento pero si que segundos después salí de la habitación dando un portazo y desencajando el marco de la puerta dejando a aquel payaso riéndose a carcajada limpia en mi cama.

"Te odio..."

* * *



Los próximos días tubo que quedarse también en mi casa, era lógico, no podía ni moverse de la cama y además continuaba teniendo aquella fiebre provocada por las heridas. Al menos no era una de esas personas complicadas de atender. No pedía realmente nada...más bien yo tenía que obligalo a que lo pidiera, si no se hubiera pasado aquellos días sin comer ni levantarse siquiera para ir al baño. Parecía tener una gran resistencia a todo.

—Es hora de que te bañes ¿No crees?...

No, no lo creo...

Miró hacia la ventana mientras el oscuro negro ocultaba totalmente su perfil. No se notaba demasiado pero poco a poco su mirada se iba apagando, más adelante descubrí que era porque no le gustaban los espacios cerrados ni estar mucho tiempo sin hacer nada. Pero en esos momentos en los que perdía los estribos con facilidad lo único que conseguía cada vez que hacía eso era que yo le insiriera más con las cosas.

Me da igual lo que creas —dije con calma mientras una vena en la frente se me hinchaba— pero llevas días sin darte ni siquiera una ducha...y ¡apestas!

—Tsk....

Se destapó dejando ver una de las heridas más graves y que estaba claramente infectada, gruño y se puso en pie sin esperar que me acercara a ayudarle por lo que segundos después se desplomó al suelo. Le oí maldecir a todos los santos habidos y por haber y después comenzó a arrastrarse hasta el cuarto del baño. ¿Pero tanto le costaba pedir ayuda?...

Bufé y le ayudé a levantarse del suelo y a llegar al baño, de todas formas iba a necesitar ayuda y ya le había preparado la bañera. Le quité las prendas que llevaba en ese momento y le obligue a que se metiera despacio en la bañera a sabiendas de que en esos momentos estaba evitando el contacto visual conmigo.

Era extraño que una persona con su carácter en esas circunstancias en lugar de exigir ayuda la evitara por todos los medios posibles.

—... No pretendo quedarme más días aquí —murmuró de pronto mirando hacia el agua.

—Ya...¿Y vas a ir arrastrándote por toda la ciudad?

—Probablemente. ¿Dónde está mi tabaco?

—Donde debe estar, en la basura...en esta casa no se fuma.

Se giró bruscamente y clavó sus fríos ojos en mi haciendo que me recorriera un escalofrió.

—No es cierto que esté en la basura. Traémelo.

—...

Como un idiota se lo llevé, de todas formas parecía que estaba volviendo a ser él de nuevo, aquello me molestaba y aliviaba a partes iguales.

En cuanto se lo di comenzó a fumar en silencio sin dejar que me acercara a él. Aquella fue la primera oportunidad que tuve en fijarme en su cuerpo con tranquilidad, aunque era algo descortés por mi parte, pero hasta ese momento no había tenido la suficiente curiosidad como para fijarme detalladamente.

—No deberías hacer eso...

—¿Por qué? ¿No eres tú el que dice que somos amantes?

—¿te gustaría estás lleno de cortes y que alguien se te quedara fijamente?

—Quien sabe...nunca he hecho nada ni he tenido el infortunio de que me den una paliza.

No pude evitar decir eso en un tono borde y burlón que desde luego no agradó para nada a aquel tipo. Realmente estaba buscando cabrearlo para que reaccionara un poco pero no parecía que fuera a conseguirlo. Así que cuando se terminó el cigarro me resigné y le ayudé a que se bañara, además como pude le vendé el pie, no me había dado cuenta, pero se le estaba comenzando a hinchar, posiblemente se lo hubiera torcido al caer.

—Debo irme a trabajar...

—... eso es algo que ya se ¿Qué quieres? ¿El beso de despedida?

"Te odio..."

—No, desde luego que no.


Indignado me fui, ¿Por qué siempre tenía que decir cosas así?...más bien la pregunta era ¿Por qué era tan idiota de mantenerlo en mi casa?...La respuesta era simple, aunque no iba a admitirlo. Prefería tener a ese psicópata en casa antes que seguir estando solo. Sí, había roto todas mis fotos, había destruido casi todo lo que me traía recuerdos tanto buenos como malos, pero daba igual, al estar continuamente molestándome me olvidaba de todo aquello, no era algo realmente positivo, pero al menos sabía que al llegar a casa ya no solo estaba mi preciado gato, también estaba él.

Aquello iba a durar poco ya que en cuanto pudo ponerse en pie, y sin avisarme desapareció de nuevo, ni siquiera me extrañé o sorprendí...

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