lunes, 26 de septiembre de 2011

El fantasma del Diván II

El fantasma del Diván

II


Cuando despertó, todo estaba en penumbra, la única luz entraba a través de las rendijas de un pequeño respiradero.

El aire de la habitación estaba cargado de un olor metálico, el nauseabundo olor de la sangre. Enfocó la mirada a la puerta y vio como bajo ella entraba el brillante líquido escarlata. En su garganta ahogó un grito de socorro que quedó en un sonido extraño.

En sus gruesos labios había ahora una mordaza.

De nuevo intentó Librarse de los grilletes, pero aquel sonido metálico solo logró atraer los huecos pasos del fantasma que en esa ocasión retumbaron en las viejas paredes como apisonadoras.

<<  Mala chica ¿Quieres cadenas también el los pies?  >>

Palideció y miró en rededor. Allí seguía sin haber nadie, sin haber nada.

“¿Micrófonos?”

<< No, pequeña ¿No recuerdas este lugar? >>

“... Me he vuelto loca” pensó para sí antes de notar como unos gélidos dedos pasaban por su cuello dejando en este una marca rojiza.

<< ¿Ya no reconoces mi voz? >>

Aquella última pregunta resonó por toda la habitación en un tono amenazador que la hizo estremecerse. Notó de nuevo aquella sensación fría en el cuello pero esa vez no eran dedos. Eran un par de manos que la estrangulaban.

sábado, 24 de septiembre de 2011

El fantasma del diván

Hola de nuevo ^_^ hacia tiempo que no subía nada, y como siempre no es para continuar algo si no para empezar algo nuevo, ya que soy incapaz de hacer relatos extensos sin aburrirme de ello voy a probar con relatos de menos de una página de cuaderno que intenten contar una historia (me huele a fracaso como siempre, pero hay que probar)

Saludos, Huntress


El fantasma del diván


I 

Abrió los ojos, a su alrededor había un montón de viejos objetos sucios y desordenados. Miró hacia arriba y ver los grilletes apresando sus manos.
“¿Qué ha pasado?” Pensó antes de comenzar memoria, o al menos intentándolo, ya que lejos de que se sentía aturdida; comenzó a oír unos pasos huecos acercándose a la habitación donde se encontraba.

Asustada dirigió sus ojos hacia la puerta;  vio el oxidado pomo girar despacio; después la luz entrando a través mientras sus latidos se desbocaba y resonaban fuertemente en el interior de su pecho. La luz no taró en remitir ya que una sombra de silueta humana la cubrió durante apenas unos segundos mientras la puerta seguía abriéndose.

Nadie entró.

Aquello la dejó obnubilada. De nuevo la puerta se cerraba y volvía a oir aquellos pasos, se estaban acercando a ella.

La entró el pánico y comenzó a mover las manos en un vano intento de liberarse de los opresores grilletes, solo logró enrojecer sus muñecas por la fricción contra el metal mientras oía los fuertes latidos de su corazón y comenzaba a sentir que la faltaba el aire.

<<  
Tranquila >>;  Le susurró una voz melosa casi al oído. La voz no parecía proceder de ningún lugar en concreto. << No tengas miedo, solo soy el fantasma del diván >>

Era lógico que aquello no la tranquilizara, el miedo la hizo empezar a dar patadas al aire provocando la risa de aquel autoproclamado fantasma, y que su agitada respiración, sumada al esfuerzo terminara en u un desmayo por falta de oxigeno.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Relato

Lo supo en cuanto le vio. Estaba muerto.

Retrocedió unos pasos, temblando y con un nudo en la garganta. Sus ojos azules estaban fijos en el cuerpo tumbado sobre el charco de sangre que había junto a la cama. Tenia la cabeza en una posición extraña, una pierna doblada en un ángulo imposible y el cráneo abierto, dejando que el cerebro saliera al exterior y se desparramara por el suelo. Aún llevaba el pijama puesto, y las sábanas envolvían cadáver, como si se hubiera caído mientras dormía.
Miró a su alrededor, buscando una explicación, una pista, una cámara oculta. Algo. Aquello no podía estar pasando.
Respiro hondo para calmarse, y el metálico olor de la sangre por poco le hace vomitar. Tosió y bajo al salón. Debía llamar a alguien, pedir ayuda. Pero ¿A quien?

La policía no le creería. En realidad, le acusarían a él. Pero... quizá estuviera a salvo en la cárcel. Quizá allí no pudiera pasarle nada. Negó con la cabeza. No. Encerrado sería una presa fácil, como lo había sido el muerto.

Había querido avisarle, pero había llegado tarde... Ahora tenia que correr. Coger todo lo que pudiera necesitar, y huir. Al menos hasta que supiera cómo matar a aquella cosa.

Mientras cogía la escopeta que había en el sótano, oyó que llamaban a la puerta.

- Mierda - mascullo para si, y su voz grave resonó en la oscura y húmeda estancia. Notó que de nuevo aquella cosa se apoderaba de él. - No, ahora no... - murmuró, con desesperación mientras cargaba el arma y subía las escaleras.

Una sonrisa maníaca apareció en sus labios. ¿Y por que ahora no? Eran humanos. El comía humanos. Era un demonio, al fin y al cabo. Si, culparían al humano que estaba poseyendo pero... ese no era su problema.

Abrió la puerta y disparo al policía a la cabeza.

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Bueno, gente, una mini actualizacion de un relato que he escrito en un momento. Se sale bastante de mi estilo, de hecho parece mas de Huntress ¿no os parece? Aun así, me vino en un flash y aquí esta. Lo que no se es si dejarlo así o continuarlo. Ya veré. Espero que os guste, o que al menos, os inquiete un poco.