sábado, 11 de junio de 2011

Capitulo 3


ADVERTENCIA:

Este relato contiene una mención directa a relaciones entre hombres y relaciones sexuales además de escenas violentas no recomendadas para menores de 18 años. Así que si no te gusta nadie te obliga a leer ya que puede resultar ofensivo o incómodo o no adecuado para el lector.

Estimadamente Huntress

Perdón si hay alguna falta ortográfica, tengo que darle un repaso.




Capitulo 3

Las semanas pasaban y aquel loco seguía sin aparecer. Quería negarlo, pero me sentía solo. Demasiado solo y no dejaba de pensar en cosas que deseaba olvidar...

Mi trabajo, antes satisfactorio, ahora parecía una vulgar rutina...Un castigo diario que yo mismo me había impuesto.

¿Por qué? Quién sabe...

Ya no me emocionaba al tener nuevos pacientes, no me sentía útil con aquel trabajo, algo dentro de mi había cambiado, algo estaba a punto de estalla y iba a ser tan peligroso para mi como una bomba de relojería.

Oculté el rostro con la palma de mi mano y emití un sonido agónico. Estaba en la cama a punto de dormir —o eso intentaba desde hace horas— Lo que sabía era que ya estaba dormido. Me di cuenta cuando el escenario que me rodeaba repentinamente cambió. La habitación de paredes lisas y verdes se transformó en un pedregoso acantilado, el silencio se rompió interrumpido por el rumor del mar y el fuerte viento que soplaba en dirección al norte y que llenó imaginariamente con el olor del salitre que tan bien conocía.

Allí estaba yo, tumbado sobre guijarros al borde de aquel acantilado en cuyo final no había olas rompiendo contra la pedregosa pared si no un frondoso y oscuro de bosque ¿De dónde venía entonces el olor del mar? Los sueños a veces son demasiado absurdos.


"¿Qué es este lugar?"

Giré notando nítidamente la humedad del terreno bajo mis manos y clavándome las ásperas y afiladas piedras por la erosión del viento provocándome cortes sin sangre ni dolor. Eso era otro indicio de que solo era un sueño, era curioso que algunas cosas fueran tan reales en el y otras no.

Mire alrededor. No había nada extraño en la explanada de aquel lugar. Gaviotas dormitando, matojos que se movían con el viento y ratones corriendo en hileras de una madriguera a otra...asqueroso.

"¿Cómo he llegado aquí...?"

Sí, era absurdo pensar algo así, pero claro estaba sumergido en aquel sueño.

—Néstor....Néstor....Néstor....

Mi nombre sonaba como un susurró cerca de mis oídos, y procedía de una agradable y envolvente voz que ya conocía. Una voz que muchas veces había susurrado a mi oído en el pasado acompañando mi nombre con centenares de palabras...de mentiras...

—Ponte en pie Néstor...

No pude negarme a obedecer. Al tiempo que me ponía en pie el escenario cambió, volvía a estar en una habitación. Una habitación de paredes grises y pequeñas ventanas enrejadas que hacían deprimentes sombras en la pared y malamente dejaban entrar la luz.

—Néstor...

—¿Dónde estás?

—Aquí.

La voz se hizo más fuerte y una poderosa mano se posó en mi hombro, apretando la articulación con fuerza y dejando que los dedos se clavaran en mi piel atravesando con facilidad la epidermis de nuevo sin dolor.

No me parecía extraño, no era desagradable y realmente no podía verlo, solo sentirlo.

—¿Dónde estás? —repetí mi pregunta mientras mis ojos iban de un rincón a otro y la habitación se volvía asfixiante para mí.


Aquel sueño finalizó ahí, desperté jadeante, con el sudor resbalando por mi piel y haciendo que las sábanas se pegaran a mi cuerpo de forma desagradable. No me di cuenta en un primer momento pero alguien dormía junto a mí.

Miré con el temor de que aquel sueño —más bien pesadilla— no hubiera terminado y aquello continuara, pero aquel temor desapareció en cuanto vi el pelo azabache ocultando su rostro.

Había vuelto.

Sin despertarlo me abracé a él ocultando la cabeza en su pecho y oyendo su fuerte respiración. No tardó en llegarme el olor a tabaco negro y Whisky a través de su aliento.

"Tsk... desagradable, como siempre" Pensé antes de cerrar los ojos durmiéndome de nuevo casi al instante con una sensación extraña de protección.

Por la mañana ya no estaba quizá realmente aquello lo hubiera soñado también. Me había despertado con una sensación amarga y nostálgica.

"Quiero verte..." Aquel pensamiento fue fugaz pero no por ello deje de arrepentirme después de aquel deseo momentáneo.

No se como horas después aquella misma mañana había acabado tomando un tren a mi ciudad natal. Aquel sueño me había trastornado demasiado...no, no solo era el sueño, los días anteriores en general. Era mi día libre y quería alejarme de todo aquello. Era algo que había hecho sin pensar demasiado pero por lo que comenzaba a sentirme mejor.

Mis padres lamentablemente ya estaban "criando malvas" y lo único que me quedaba allí era un viejo apartamento con olor a cerrado y cargado de recuerdos de mi infancia y adolescencia. Lo primero que hice fue lo típico...perderme entre fotografías.

Estaba irreconocible...

Horas y muchas fotos después el teléfono me distrajo de aquello.

"Número desconocido"

En un primer momento por desconfianza decidí no contestar, pero al final ante la insistencia me pudo la curiosidad y terminé descolgando. La voz que oí al otro lado me dejó de piedra.

—Se que estás aquí.

El teléfono cayó de mis manos al suelo desmontándose al instante por el golpe.


Muchas preguntas invadieron mi cabeza de repente. Demasiadas y todas a la vez.

Como en mi época de adolescente no pude evitar refugiarme en una esquina de aquella habitación auto abrazándome y temblando.

Aquella regresión  no tenía sentido, aquel miedo en esos momentos carecía de base. Pero mi instinto era buscar refugio y no podía ignorarlo tan fácilmente.

Era adulto...técnicamente sabía como enfrentar mis problemas —o eso creía— Porque esa reacción indicaba todo lo contrario.

—Otra vez no...—aquella frase escapó de mis temblorosos labios y el eco de la habitación lo repitió con burla.

Tardé demasiado en serenarme, pero finalmente lo hice y salí de allí. De haber sido mas observador en aquellos momentos me hubiera dado cuenta de muchas cosas —pero eso se revelará más adelante—  .


Regresé sobre mis pasos para volver a la estación. No quería estar más en aquel lugar...no quería pensar en él.

El viaje de vuelta fue tranquilo y en cuanto llegue a casa me metí en la cama encogiéndome bajo las mantas y respirando hondo. Me dije a mi mismo que todo estaba bien.

—¿No vas a darme un beso?

¿Désde cuándo estaba allí? Me incorporé mirando a aquel acosador que me sonreía desde el marco de la puerta con el pelo empapado y mi albornoz.

—Lárgate.

Pude notar su fría mirada sobre mí antes de que se acercara dejando las huellas de agua en el suelo. En cuanto se sentó a mi lado el colchón se hundió con su consecuente sonido de los muelles al crujir.

—¿Dónde has estado? ¿No era tu día libre? Yo que creí que estarías deseando pasar tu tiempo conmigo.

—No se quien demonios querría pasar tiempo contigo. Das asco

No debí decir eso, pero me di cuenta tarde cuando sus manos ya estaban alrededor de mi cuello tratando de cortarme la respiración. Le miré a los ojos ¿Por qué demonios tenia esa expresión?....Ira, rabia....hubiera sido lo normal. ¿Pero por qué tenía esa expresión de tristeza?

Cogí sus manos con las mías y a ver que dejaba de ejercer fuerza las aparte y me incorporé para poder recuperar la respiración

—Realmente necesitas ayuda...—murmuré mientras me frotaba el cuello— ¿Qué haces aquí?

—He venido a violarte —respondió divertido.

—...Lárgate.

De pronto comenzó a reír y me abrazó. Tonto de mi  reconfortado por aquello después de aquel extraño día me permití apoyarme en él y relajarme. Era absurdo...pero aquel tipo comenzaba a parecerme soportable. Yo debía estar más loco que él.

2 comentarios:

  1. Coñe, el final no lo había leído yo. Si, están los dos como cabras. O como regaderas, lo que mas rabia te de XD.

    Eso si, poco a poco entre los dos se ve que se va formando un vinculo de afecto sado-masoquista muy interesante. A ver como lo continuas ;)

    ResponderEliminar
  2. El como lo se, el cuando ya es más subjetivo XDD

    ResponderEliminar