sábado, 12 de junio de 2010

Falso Prometeo - Parte 1 ( I-II) (Huntress)

Parte 1:


“las noches de invierno pueden ser realmente extrañas”


—Las historias no tienen valor aparente ¿o si?

—No es cierto, lo que no tiene valor aparente aquí es el siguiente personaje, solo el que le quieras dar.

* * *

Ella era morena, de mirada inexpresiva, de labios carnosos color cereza y de pelo largo y ondeante cuyo color no importa demasiado…nadie se fijaría. Su constitución fina y delicada, y su mente absurda y surrealista.

“Imágenes…sonidos…sentimientos…pasado”

Eran solo palabras sueltas, que daban lugar a dudas en su cabeza, dudas que de ninguna manera podría responder. Se había aislado en si misma. Tanto, que pasaba incorpórea ante él mundo.
Reía, hablaba, observaba y se comunicaba con los demás…pero eso para ella no era real.

I

El viento gemía constante, balanceando las fuertes ramas de los nogales, y llamando la atención de una niña cuyo cuerpo comenzaba a madurar. Clavaba los ojos en aquellas ramas que silbaban y crujían con desesperación y su mente vagaba por mundos alternos de seres fantásticos cuya forma, color, idioma y caracteres solo ella conocía. Sonreía ante la preocupación de sus padres. Aquella niña no era tan despierta como los demás. Siempre parecía ausente…siempre en silencio.
Su madre una vez se aventuró a pregúntale por aquel comportamiento, pero ella simplemente sonrió y dijo: “es divertido”. Para aquella mente adulta aquello era desconcertante, pero solo era una niña, nada de malo podía haber en aquello aún.
“Solo tiene una imaginación desbordante” Esa era la excusa favorita de todos los que la rodeaba.

Pero aquella imaginación no desapareció con los años, como todos esperaban, solo aumentó y aumentó, haciendo que la adolescente se cohibiera y comenzara a encajar en aquellos mundos, el que ella mima había creado y el que se hacia llamar real.

Aquellos nogales que contemplaba en su infancia se habían vuelto su libertad y su prisión, cada noche mientras todos dormían, los miraba anhelante, deseaba correr a su alrededor, trepar y contemplar las estrellas desde su copa, pero aquello solo habría dado pie un sin fin de explicaciones donde el “me apetecía” no era la excusa lógica de aquel comportamiento.
La llamaban con sus ramas, la invitaban a escapar por la ventana con sus ondeantes movimientos, con el silbar del viento en sus hojas, pero como única respuesta ella sacrificaba sus deseos, y meditabunda y compungida buscaba el desesperado abrazo de la almohada y la tremenda calma y felicidad de sus sueños.

Con la madurez incipiente de sus dieciséis años no solo había aumenta su imaginación, también había aprendido lo que era la lógica, el como debía actuar y el por que debía reprimirse aun que lo que hiciera no estuviera ni mal ni bien…pues eran cosas que al mundo debían (pero no lo hacía por su “extrema rareza”) pasar indiferentes.
Todo lo denominado raro, ataba su alma de una manera dañina e inconsciente, y la trastornaba haciendo su personalidad difusa e in entendible.

En aquellos años, la lógica la había hecho enamorarse…pero de los libros, si su mundo y el real no eran suficientes para embriagar su cabeza con fantasías o verdades, esa tercera adición lo había confundido todo más.
En ella criaturas que había imaginado se volvían reales, otras que desconocía pasaban a formar parte de su mundo particular y la razón y la lógica pasaban a un plano aún más inferior del que en verdad tenía.

Romances apasionados la hacían imaginar sus extrañas aventuras de amor, tragedias y drama le hacían imaginarse en la desdicha, y lo cotidiano la hacia poner una expresión aburrida y casi monótona…Su alma volaba con los libros, y instintivamente se apoyaba en aquella ramas de nogal, “escuchando” las palabras que su cuerpo “leía”.


* * *

Finalmente su cuerpo había crecido, el tiempo había sumado madurez y belleza a sus rasgos, a sus gestos, pero había hecho que sus ojos perdieran su brillo, y gran parte de su año soñador, se apagaban a pasos agigantados…tan rápido, a sus veinte años…y ya casi eran opacos.
Ya no disfrutaba…ya no veía a aquel príncipe de sus sueños, no veía a sus criaturas…solo veía la realidad.

II

“El tiempo pasa…los pensamientos también…ninguno de los dos vuelven”

—¿Qué ocurre con el tiempo que perdemos?

—Shss…ni lo menciones, si te estancas no avanzas…

Efectivamente el tiempo pasa, y aquella niña ya es adulta…y una pregunta surge en la mitad del oasis fecundo que es su cabeza. ¿Y ahora qué?
Si quieres sobrevivir debes trabajar, debes encajar en la realidad…debes olvidar que una vez creíste en cosas que no existen. Aquello era un duro golpe para ella.
A gritos su cabeza quería estancarse, excluirse de todo, vivir de su imaginación, de los libros, de la diversión. No quería avanzar, más bien ya no podía, era demasiado, demasiado tiempo interpretando papeles en escenarios ficticios, creando personaje tras personaje, aferrádose a cosas que solo ella sentía, que solo ella podía ver. Tanta intimidad…todo debía desaparecer.
Claro que aún la quedaban los libros, aún podía imaginar, no todo debía borrarse.

* * *


“23 de mayo…de…Oh, que demonios importa el año...ni siquiera soy capaz de recordar cuantos años tengo a fin de cuentas ahora me doy cuenta de que solo fue un 23 de mayo más…te extraño demasiado… y lo recuerdo como si hubiera sido ayer”

La gotas de lluvia caían contra el suelo…claro que a aquel ser de mármol no le afectaba demasiado, apoyado en una pared miraba hacía el suelo, miraba a las gotas caer en un trágico final, las veía unirse una a una a las demás formando una fina capa de humedad en aquel suelo gris en el que comenzaban a formarse unos enormes y a su parecer antiestéticos chacos.
Como de costumbre cuando salía era de noche, llevaba una gabardina gris, muy popular en la época y aun así desentonaba más de lo que deseaba.

Su reflejo en el grisáceo y reverberarte suelo era alargado, difuso…simplemente colores extraños que formaban una estilizada imagen y que se cruzaron con otra. No pudo menos que levantar la mirada con extrañeza al ver los ojos color miel mirarle desde aquel reflejo con tanta extrañeza. Unos carnosos labios color cereza le dirigieron una elegante y cálida sonrisa y de no haber quedado tan sarcástico aquel ser de mármol se hubiera quedado de piedra.

Una sonrisa…una sonrisa que únicamente iba dirigida a él. No era un niño que se la dirigía a su padre, no era una fotografía que mirara…no, era un gesto de amabilidad dirigido únicamente a él ¿Por qué?
Pero los inamovibles y fríos ojos de Adam se fijaron en cada detalle de aquel rostro femenino…no solo aquella viva sonrisa irradiaba amabilidad, si no que cada poro de su piel lo hacía.

Ella soñaba con encontrar un ser que fuera “mágico”…Él había buscado alguien como ella, alguien que le sonriera antes de temerle, antes de juzgarle como un ser que no merecía piedad o compañía, que no desconfiara de él.
Pero aquello, solo fue, como muchos otros un cruce de miradas que no había durado más de tres segundos.

1 comentario:

  1. Valla, había leído la primera parte, pero no los últimos párrafos. Me tienes un pelin intrigada XD Ya veremos como sigue esto.

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